Como tapar el sol con un dedo

 

Empecemos con una taza de café 

  Por Kristal Guerrero Pérez 

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Fomentar la comunicación dentro de un círculo familiar es difícil, pero más por el hecho de que como tutores no saben la manera de tocar un tema, en la mayoría de las ocasiones es por el simple hecho de no querer tocarlo, por la falta de interés, o porque se da por hecho que todo va bien en la vida de los hijos, cuando puede ser todo lo contrario.

Cuando nos adentramos en la etapa de jóvenes adultos, la carga es demasiado pesada, las obligaciones son aún más, y las consecuencias tienen mayor peso, y estamos en un constante querer y necesitar tener la aprobación de alguien, ya sea una figura a quien  seguimos, autoridad, o a la misma sociedad, lo que ocasiona que en muchos de los casos nos olvidemos de nosotros mismos y nuestros propios intereses o bienestar.

La mayor parte del tiempo acostumbramos ocultar todo lo que sentimos a estas figuras, ocultamos lo que nos aflige, y poco a poco todo eso se va convirtiendo en una carga tan pesada que nos termina sobrepasando; y esto por el hecho de que sentimos que no podemos contar con los adultos que nos rodean y que son, o se supone debieran ser, cercanos a nosotros.

El trabajo de los padres o tutores es buscar la manera de relacionarse con el joven adulto, crear, desde siempre, un ambiente de confianza e interés, en el que la comunicación pueda fluir, para conocerlos más y evitar dar por hecho su estado actual. Pero el hecho de preguntar no es suficiente, se necesita aprender a dialogar, lo que muchos de los tutores desconocen, cuestionando lo que los jóvenes les comparten, e incluso llevando todo eso a una pelea sin final, lo que termina empeorando la situación, ya que ellos se sentirán que no hay apoyo por parte de ellos, orillándolos a buscar un escape en otro lado, como lo son los vicios; una persona en la cual refugiarse, a pesar de que esta los trate mal; salirse de casa; o incluso orillarlos a cambiar las actitudes y conductas.

Saber cómo comunicarse de manera sana es una constante práctica, es buscar la forma, es aprender a dialogar con ellos, sentándose frente a frente y comenzando con una taza de café.