IDEALIZANDO UN ROMANCE

 

Por: Arreola Castelán Wendy

Red social: Instagram @panpan.arreola   

Según la R.A.E. es el resultado de elevar las cosas sobre la realidad sensible por medio de la inteligencia o la fantasía. Dicho de otra manera, es “mejorar” lo real con nuestra fantasía. 

La idealización forma parte del enamoramiento, que en nuestra cultura actual es la base de las relaciones sentimentales.

Con esto nos damos cuenta que intentamos contraponer el concepto de amor con la idealización, pues es mucho más apropiado tener una relación que te tienes que inventar, aunque las cosas no vayan del todo bien, tienes que fingir que no te afecta y estar bien porque es mejor eso que no tener una relación. Que, dentro de varias relaciones insanas, tienden a confundir estos dos conceptos.

Para tener en cuenta lo que se comenta, hay que tener muy en claro que es el amor, bajo investigaciones se concreta que El amor es un sentimiento profundo de aceptación, respeto, admiración, cariño, alegría, y en definitiva, de atracción en el sentido más amplio de la palabra hacia una persona.  Querer, significa eso, querer que una persona esté en nuestra vida, que forme parte de la nuestra y formar nosotras parte de la suya. Los jóvenes, pero sobre todo los adolescentes, tienden a caer en esta tendencia cuando están enamorados, convertir a esa persona en la pareja perfecta, el verdadero detalle aquí es cuando a exagerar las cualidades y virtudes hasta caer en la idealización. Se aferran tanto a ese concepto que no ven más allá de lo que es normal, creando expectativas ya sea del mismo o de la relación en sí, y la “mejor versión”. Muchos jóvenes tienen la equivocada idea de que “el amor todo lo puede” o “el amor todo lo perdona”, estas creencias no hacen más que aferrarse a una relación, que puede llegar a ser, en algunos casos, enfermiza o tóxica. Lastimosamente después de un tiempo, esta construcción de la idealización choca con la realidad. Por ejemplo, si algunas expectativas no son cumplidas, surgen los problemas Es en ese momento, donde la persona es capaz de analizar y decidir si vale la pena o no continuar con la relación. Ya cuando las personas maduran emocionalmente, se dan cuenta que no hay nada más importante que valorar su propia opinión y que es imposible poder amar, sin antes amarse primero a uno mismo. Es necesario hacer hincapié a lo siguiente, no es responsabilidad de la otra persona cumplir con las expectativas ni mucho menos la idealización a su persona, ya que estas son parte del concepto de la otra persona, por ende, no es deber de absolutamente nadie.


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