Feminismo marxista y el mito de la mujer empoderada.

 

El Club de Los Peces Fumadores.

 

Feminismo marxista y el mito de la mujer empoderada.

 

En los últimos años el movimiento feminista ha cobrado mucha fuerza y ha repercutado de gran forma en nuestra sociedad. Sobre todo en América Latina, en donde la violencia que vive la mujer es cada vez mayor y preocupante.

 

Sin embargo, como en todo movimiento, existen diferentes formas de manifestación y perspectivas. En este caso abordaremos el feminismo desde un punto de vista marxista; para mí el feminismo con más base y con un objetivo claro.

 

“Si la liberación de la mujer es impensable sin el comunismo, el comunismo es también impensable sin la liberación de la mujer”.  Esta frase pertenece a Inessa Armad, quien fue la primera dirigente del Departamento de la Mujer en la Revolución Rusa.

 

Fue en la Unión Soviética, en donde el movimiento feminista tomó muchísimo valor, incluso mujeres como Aleksandra Kollontai partició en la Revolución Rusia. Este movimiento fue posterior al movimiento sufragista francés e inglés.

 

¿Pero qué hace al feminismo marxista diferente? Además de basarse en las ideas de Engels y Karl Marx, este movimiento critica cómo la burguesía  ha tratado a la mujer a lo largo de la historia, dejándola a un lado dentro de la vida social, y reduciéndola a un ser que sólo debe de cumplir un rol social, una tarea doméstica y maternal.

 

Es el capitalismo y la idea de la familia que surgió a partir de esta corriente, quien ha violentado y vedado el derecho a la mujer. En las anteriores generaciones, la mujer no estudiaba, no era bien visto, sólo servía como un adorno; un bonito adorno frente al piano tocando alguna melodía de Chopin.

 

La mujer es la proletaria dentro de una familia, es a ella a quien se explota, y más si hablamos de una mujer dentro de unas condiciones materiales desfavorables. La conservaduría burguesa ni siquiera le permitía trabajar.

 

“El burgués ve en su mujer un mero instrumento de producción…, no sospecha siquiera que el verdadero objetivo que perseguimos [los comunistas] es el de acabar con esa situación de las mujeres como mero instrumento de producción”. Karl Marx  y Friedrich Engels con respecto a la lucha de la mujer.

 

Claro, muchas cosas han cambiado desde entonces, muchas de ellas gracias al feminismo marxista, quienes le dieron a la mujer el protagonismo a la par del hombre, y quienes lucharon por sus derechos como mujer. Un ejemplo de ello es la ya mencionada Aleksandra Kollontai, quien luchó por darle un rostro a la mujer dentro de la sociedad, como también por el derecho a divorciarse y al aborto.

 

“Los trabajadores con conciencia de clase deben entender que el valor del trabajo masculino depende del valor del trabajo femenino y que, con la amenaza de sustituir la mano de obra masculina por mano de obra femenina más barata, el capitalista puede presionar sobre el nivel salarial de los hombres. Sola la falta de comprensión puede llevar a ver este tema como una mera ‘cuestión de la mujer’”.

 

Aquí la susodicha feminista soviética ejemplifica que la opresión hacia a la mujer se debe a la forma en que los capitalista manipulan al mercado, y nos demuestra que no es sólo es una cuestión de ser mujer, es una cuestión de clases y luchas sociales.

 

Actualmente existe la idea del empoderamiento de la mujer, que no es otra cosa que incitar mucha más desigualdad dentro de las mismas mujeres y la sociedad. Detrás de una mujer empoderada existen otras igual o más trabajadoras que se mantienen en lo más bajo de la sociedad simplemente por no contar con condiciones materiales favorables.

 

El empoderamiento de la mujer le hace mucho daño al movimiento feminista, no aspira a una igualdad, sino todo lo contrario

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“Las feministas burguesas están luchando para conseguir derechos políticos: también aquí nuestros caminos se separan: para las mujeres burguesas, los derechos políticos son simplemente un medio para conseguir sus objetivos más cómodamente y más seguramente en este mundo basado en la explotación de los trabajadores. Para las mujeres obreras, los derechos políticos son un paso en el camino empedrado y difícil que lleva al deseado reino del trabajo”. (Aleksandra Kollontai)


 JESÚS GARCÍA JARDÍN








                  

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